Nos encontramos en Panamá, un país diferente, un
lugar que casi nadie tiene en cuenta a la hora de escoger un destino
vacacional. Todos conocemos Panamá por el famoso canal y aunque Panamá ofrece
muchísimas cosas (y todas buenas) al turismo, mi recomendación en este post de
hoy es, precisamente eso, visitar las Exclusas de Miraflores en donde se puede
disfrutar de una comida con vistas, viendo pasar a los grandes cargueros por
las exclusas de Miraflores.
Llega la hora de cenar y hace tiempo que no paramos
de oír el nombre de un restaurante; Manolo Caracol, así que rápidamente hacemos
la reserva por teléfono (el mismo día y por la tarde cosa que ya nos extraña).
MANOLO CARACOL se encuentra en pleno Casco Viejo de
Panamá y todo el mundo lo conoce. Se trata de un edificio antiguo donde
entramos y lo primero que nos llama la atención es una especie de cocina
abierta. El restaurante se encuentra medio lleno y rápidamente nos sientan en
una mesa pegada a la pared y a un biombo donde no estamos precisamente cómodos.
El sistema de MC es sencillo, hay 8 o 10 platos, no
se puede escoger, no se puede pedir nada, te traen los 8 platos que son los que
ese día buenamente se le ocurren al chef.
Nos llama la atención que nadie nos pregunte nada,
lo lógico ante un menú de este tipo es preguntar si hay algo que uno no puede
comer o si uno tiene alergias a algo.
Nos traen rápidamente el menú de bebidas que viene
eso si, de una manera simpática descrito en la parte de atrás de una pala. El
menú de vinos es correcto y los precios bastante elevados.
La decoración de las mesas es sencilla, espartana,
no aporta nada, tampoco el local así que esperamos con muchas ganas el primer
plato.
PRIMER PLATO
La camarera nos trae un primer plato que a la vista,
es sencillamente ridículo. 3 hojas de lechuga, medio champiñón, un trozo de
zanahoria cocido, un poco de salsa de pesto y unas gotas de otras dos salsas.
Ridículo. Sencillamente no aporta nada. Tampoco se esmera nada la camarera a la hora de
presentarnos el plato. Ya no es que sea minimalista, es que es cutre.
SEGUNDO PLATO
Crema de marisco con una brocheta de zamburiña y
gambas, con un mejillón también en la crema, presentado en un cuenco cuadrado y
minimalista. La crema está bien, quizás no lo caliente que debería de estar
pero con buen sabor, aunque mi impresión es que sabe demasiado a vegetales y
demasiado poco a marisco. A mis compañeros les gusta algo más que a mi.
Aprobado alto.
TERCER PLATO
Ensalada de camarones con chic de camote y salsa de
tamarindo. En resumen, dos camarones, 3 trozos de vegetal, una galletita de
vegetal y un poco de salsa. Bien presentado pero soso y sin mucha gracia. Si hubiera tenido buen sabor le hubiéramos dado un aprobado alto, porque parece un plato algo trabajado (un poquito) pero soso soso.... Suspenso.
CUARTO PLATO
CUARTO PLATO
Albóndiga con tortilla de maíz. Aquí es cuando
empezamos a pensar que nos estaban tomando el pelo. Una pequeña tortilla de
maíz con una albóndiga de carne encima. Sosa, sin sabor y ridículo el plato.
QUINTO PLATO
Ravioli de vegetales con salsa Napolitana. Un gran
ravioli con la pasta preparada muy bien, fina, light, son sabor y una salsa
napolitana bien preparada. OK.
SEXTO PLATO
SEXTO PLATO
Corvina con salsa de plátano, curry y coco. En la
foto no tiene mala pinta, pero el secreto de este plato debe de residir en la
salsa y en la frescura de la corvina; pues congelada. En Panamá hay mucha
corvina y se come fresca en casi todos los sitios. Es barata, tiene mucho sabor
y al cortarla se rompe y se deshace en la boca. No está. La corvina viene
pastosa y muy lejos de estar fresca. La salsa que es rica (puede gustar más o
menos), me gusta, pero no esconde la mala calidad del pescado. Suspenso.
SEPTIMO PLATO
Arroz con pollo en salsa de mole. Ya cuando llega el
plato y vemos la presentación nos podemos imaginar el resultado. Arroz cocido
horas antes, mal emplatado con una base de pollo al mole que si que tiene buen
sabor, pero que es demasiado poco pollo para tanto arroz. Mal.
OCTAVO PLATO
OCTAVO PLATO
Bizcocho con uvitas y papaya. Otro plato que roza el
ridículo. Un trozo pequeño de bizcocho (que no tenia ni buen sabor) con un par
de mermeladas compradas en el super. Suspenso
La mayoría de estos platos fueron traídos a la mesa
en un gran plato de manera que cada uno se servía su porción sin apenas
explicación.
Pedimos la cuenta y con 5 cervezas y una botella de
tinto (de los más baratos de la carta) salimos 4 personas a 60 dólares persona,
es decir, un auténtico delito.
Realmente no se qué aporta Manolo Caracol al mundo
de la gastronomía, pero hacía años, y muchos, que no me sentía tan enfadado y
estafado. No me importa gastar dinero en un restaurante, no me importa que sean
50 o 200, pero quiero recibir lo que pago. Hay veces que 20 € puede ser muy caro
y 100€ barato.
Manolo, sigue dándole así a tus clientes que más
bien temprano que tarde tendrás que cambiar de negocio.
Hay veces que uno va a un restaurante y no es el
mejor día, no escoge bien, no tiene suerte y por ende le da una segunda
oportunidad. Esta visita fue tan mala, que prefiero dejarme 60$ en el McDonalds
que en Manolo Caracol.
Nunca más.
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